Foto tomada de elcinco.mx |
Esta es una historia de terror, de
fantasmas, muertos, miedo, pesadillas y adrenalina, si tienes el valor de poder
ir a la cama y dormir sin problemas y tranquilo, adelante.
Muy pero muy por encima de la sabiduría
popular y la experiencia profesional está la terquedad humana, su soberbio reto
por los riesgos, y llevar por sus ganas la contra a las recomendaciones por lo
correctamente establecido y los buenos consejos.
A las personas les encanta tapar los
pozos después de encontrar o ver cómo se ahogaron sus niños. Y paradójica,
extraña y estúpidamente buscan culpables.
No le es suficiente ver lo que le ha
ocurrido a otros, degustan por ver cómo se ahogó ese niño; no quieren que se
los cuenten, quieren vivirlo, se excitan al imaginar que lo encontrarán muerto
al asomarse al pozo.
Pero así es la humanidad, así es la
selección natural, así es el destino, y solo aquellas personas selectas
tragarán saliva e intentarán, quizá se esforzarán por ser más precavidos. Los
demás son sobrepoblación.
Más vale prevenir que lamentar. Nos
gusta sufrir, nos esforzaremos inconscientemente para reducir esa previsión que
nos haga sentir esa adrenalina ante las malas noticias o situaciones aciagas.
Bajo advertencia no hay engaño. En
nuestro duelo, la aceptación cumple el papel de aceptar que otro tuvo la culpa.
Así es la humanidad, ¿estúpido no? Pero así ocurre todos los días, y perro no
come perro, dicen.
El hombre con tal de ahorrar paga lo que
sea. Efectivamente, por querer engañar a otros terminamos pagando las
consecuencias, pues tenemos para eso y para más.
Hombre prevenido vale por dos,
exactamente, el mundo es de los vivos, de los millonarios, y así se forman los
millonarios, de la negligencia de los más arriesgados, de los que arriesgan lo
poco que tienen.
Caeré en un bucle. Valga la redundancia
pero repetiré un cliché: ni el gobierno me compró, ni tengo mente capitalista
de vendedor para que me paguen lo que sea
por las capacitaciones que promuevo, para pregonar que la Ley General de
Protección Civil, si bien no es perfecta, pero es una Ley que sí fue hecha para
el bien común, está bien hecha, está hecha para protegernos a todos: gobierno, patrones,
empleados, civiles y ciudadanos. Está hecha con sangre, con destrucción, con
muerte, con sudor, con solidaridad, con voluntad, que lamentablemente en México
aprehendimos desde el terremoto de 1985. Nos lastimó tanto que nos hicimos un
discreto juramento social que no volveríamos a vivirlo; de esa forma unos
optaron por cambiar de residencia, el gobierno creo su Sistema Nacional de
Protección Civil legislando las medidas preventivas. Otros decidieron
agruparse, capacitarse, invertir. Y así hasta la fecha. A pesar de las
recomendaciones y enseñanza del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y
Media Luna Roja, quien recomendó esa institución desde 1949 mediante sus
Convenios y Protocolos en los Estados Parte, y la conformación de la Organización
de las Naciones Unidas, hemos decidido arriesgarnos a ver qué pasa.
Dijo el Prof. Stephen Hawking, que hasta
los obsesos en el destino y la astrología voltean al cruzar la calle.
Irónicamente los que no, les cuesta un poco más de trabajo hacerlo. Y no es que
uno sea un presumido fijadito, pero al entrar a un establecimiento, como espía
inglés volteas discretamente a ver en dónde están las salidas de emergencia,
los extintores, las rutas de evacuación, los hidrantes, los botiquines de
primeros auxilios, las alarmas contraincendios, y por supuesto las asistentes.
Y no es hacerlo con la intención farola y criticona por ver con qué cuentan,
solo es por mi propia y genuina seguridad: primero yo, luego yo y al último yo;
asegurar la escena y evitar la visión de túnel, mantener la calma con el dominio
de sí mismo, son recomendaciones básicas en primeros auxilios. El mundo cuenta
conmigo, bueno, al menos mi familia, mis amigos y mis mascotas, y a quien le
debo dinero, claro está.
¿Quién se fija al entrar en un
establecimiento sobre las señales y medidas de seguridad? ¿Quién al ingresar su
niño/a a la guardería se asegura que la misma tenga las medidas de seguridad y
salud? ¿Quién al inscribir a sus niños/as a la escuela se asegura que ésta
cuente con las medidas de seguridad, salud, higiene y sus brigadas de
emergencia? ¿Quién por iniciativa personal ha buscado aprender primeros
auxilios, combatir incendios, y las acciones durante un desastre? ¿Cuántos
tienen sus papeles de identidad resguardados para casos de desastre?
Seguramente no han pasado por esas difíciles situaciones que ocupas tu
credencial para votar para algún trámite y todavía no te la entregan en el INE,
peor aún, te cuesta trabajo ir a tramitarla dificultándote muchas cosas. ¿Quién
tiene en casa un kit de emergencias con agua embotellada, una lámpara, Vida
Suero Oral, medicamentos básicos, gasas, vendas para casos de emergencia o
desastre? ¿Quién ha procurado que en su empleo tengan esas medidas de
seguridad, que cuenten con extintores, botiquín, señalética y sus brigadas de
emergencia; que no estén obstruidas las salidas de emergencia y los pasos hacia
el equipo de emergencia; que estén bien las instalaciones, vehículos, …? De lo
contrario, ¿con qué cara se exige la reparación de daños al gobierno, al patrón
o al encargado de un establecimiento? Así es la humanidad, nos encanta ver
morir a nuestra familiares y amigos, es parte del ciclo de la vida, pero jamás
seremos culpables de lo que suceda.
Todos somos corresponsables, el gobierno
por vigilar, los empleadores de asegurar su patrimonio; los empleados y
ciudadanos de su vida, su salud y seguridad personal y familiar.
La Ley no es perfecta pero está bien
hecha y con toda la intención de resguardar la vida y el patrimonio, el Estado
mediante el gobierno se protege así mismo contra pérdidas y reclamos. Los
empleadores quizá no se den cuenta de lo que pueden perder, pagos, pensiones,
liquidaciones, vidas; y que resulta más económico prevenir con equipo de
seguridad y capacitación, sí, no es barato pero será menos del 10% de lo que
pagará si ocurre una emergencia por negligencia. Los empleados y ciudadanos
quizá tampoco se den cuenta que si evitan riegos, cumplen con las medidas de
seguridad, regresarán con bien a casa. Si usamos el equipo de protección
personal, si nos capacitamos, si respetamos las indicaciones, si cuidamos
nuestro lugar de trabajo, protegemos nuestro trabajo, protegemos nuestra
familia, nos protegemos.
¿Y entonces porqué siguen ocurriendo
emergencias como el incendio en la guardería ABC, el hospital de Cuajimalpa que
sufrió la explosión de la pipa de gas en la CDMX, los infames desastres en Guerrero y Tabasco; las
inundaciones en EDOMEX, la explosión en Texmelucan, Puebla? Porque todos somos
corresponsables, por ignorar la Ley, por violar la Ley, porque nos gusta sentir
esa adrenalina al perder nuestra familia, nuestra casa, nuestro trabajo,
nuestro patrimonio, esa adrenalina de hacer cosas malas y ser descubiertos para
salir corriendo. ¡Benditos Derechos Humanos! Sin ellos sería imposible tanta
negligencia e impericia ciudadana. Deberíamos crear también la Comisión de
Obligaciones Humanas. El “gobernante” actual lamentablemente no está preparado
académicamente ni tiene pre-visión de nación como en décadas anteriores, pues
al carecer de esas facultades dispone de directores o secretarios que no
cuentan con las competencias para desarrollar sus funciones, ha de ser amigo,
buen conocido, o alguien cercano lo recomendó. No por ser médico tiene la
capacidad de tomar una dirección o secretaría
de salud. ¿A quién pusieron en Protección Civil? ¿Y en Desarrollo Social? ¿Y en
Trabajo y Previsión Social? ¿En manos de quien han puesto su reputación, y
principalmente la vida y bienestar de un pueblo? Pero si el patrón tampoco
tiene la pre-visión, se la llevará nadando de muertito hasta que sea visitado
por inspectores, esperando que estos tengan el perfil y no sean corruptos. Pero
si el empleado y ciudadano tampoco quieren llegar con bien a casa, a fuerza ni
los zapatos entran. Pero alguien tiene que pagar, eso nos ha quedado claro a
todos, aunque todos somos corresponsables. Así es la humanidad, así es el
mexicano. Prefiere llorar ante los medios, prefiere gritarle al gobierno
corrupto, prefiere silenciar a los quejosos, prefiere las mordidas.
Prefiere esperar hasta que se le quema
un hijo para fundar organizaciones, prefiere esperar a que le maten un hijo
para hacer marchas, prefiere esperar hasta que lo secuestren, roben, violen…
para quejarse. Así es la vida, así es la humanidad, tenemos qué morir, tenemos
que sufrir, pero que sea con dignidad y con honor.
Lamentablemente la única forma de
obtener experiencia es viviéndola y usándola. La habilidad de un marinero no se
obtiene en aguas tranquilas. Edificios tienen que quemarse para que el bombero
obtenga la experiencia. El enfermero, paramédico y médico tienen que atender
lesionados y enfermos, de otra forma se desgastarán sus habilidades. No se
desea el mal al prójimo, pero sin su negligencia y reto al peligro no habría
trabajo.
Finalmente, y con base en otra reflexión
anterior, no hay accidentes, no existen, solo las tarugadas.
Recomendaciones finales:
Cada capacitación tiene su lógica que
cumple una necesidad que la experiencia y la teoría nos han enseñado:
Primeros Auxilios debe durar entre 6 y 8
horas para desarrollar los temas de Norma Oficial y profesionalismo, menos es
corrupción y negligencia. Deben ser cada año tanto por la práctica que carece
el brigadista y que requiere obtener de alguna forma, y por la rotación del
personal, que exige la Ley capacitar.
Prevención y Combate de Incendios, debe
durar entre 3 y 5 horas, entre la teoría y la práctica. La práctica debe
hacerse en un lugar que por lo menos a 100m a la redonda no haya material
inflamable, yesca o viento que pueda sacar de control la misma. De preferencia
debe contar con paredes de concreto y una altura mínima de 2.5m. El piso
también se recomienda de tierra o concreto. Y que el PQS no dañe en su
propagación equipo eléctrico o electrónico u otros activos cercanos. El
combustible se recomienda una mezcla de gasolina y diesel, por las propiedades
sobre todo de la gasolina, cuya inflamabilidad es mucho más violenta.
Evacuación de inmuebles. Debe durar de 2
a 4 horas entre la teoría y la práctica, que se desarrollará en el simulacro
posterior, y no durante el curso. Debe contener además el tema de desastres y
emergencias mayores como recomienda la Cruz Roja y la Secretaría de
Gobernación.
Materiales Peligrosos. Debe durar entre
3 a 6 horas para el primer respondiente. Pues depende mucho de la complejidad
del giro de la industria y las dimensiones de la misma, para los cursos más
avanzados y de mayor duración.
Rescate y Búsqueda. Debe durar de 2 a 4
horas. Se puede juntar con Evacuación de inmuebles, pues ambos comparten el
desalojo del personal.
De acuerdo a la Ley y la Lógica más
elemental si la empresa es muy grande con más de 100 empleados, se recomiendan
hidrantes y enfermería, entre otras medidas.
Muy buen día, más vale prevenir que amamantar, y que todo sea para bien.
Preventólogo, W.
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