Hipérbole
es un recurso retórico en el que se exagera una expresión, para bien o para
mal, con tal de reafirmar el propósito de la misma.
Lo
sepan o no, doctos e indoctos usan este recurso de forma natural todos los
días, con el fin, como dice la definición, de dejar clarísimo lo que uno quiere
dar a entender. Por ejemplo: “te llamé mil veces”, “estás más ciego que un
árbitro”, “mi abuelita corre más que tú”, “hasta un niño lo entiende”, “un
millón de gracias”, “nadie te entiende como yo”, “por ti el mundo entero”, etc.
Sin
embargo, siempre hay un pero (nótese
la ironía de la cursiva), por muy disque cultos o ignaros, también es muy natural que muchos crean la
exageración, abusando de ella y perjudicando fatalmente al inocente, o no tan
inocente, pero tampoco culpable como la hipérbole lo hace ver. Esto suele
ocurrir con la generalización o al totalizar algo sin sentido o fundamento bien
establecido:
“Es
que siempre llega tarde”, ¿en verdad “siempre”? Ya sea por estado de ánimo, o
defecto racional, el que una persona, muchas, o peor, algunas veces llegue
tarde, se le acusa deliberadamente totalizando su acción. Lo peor, lo peor es
que muchos oyentes creen esa exageración sin cuestionarse lógicamente si tal
afirmación es verídica, cayendo en una hipérbole mortal.
“Todos
los hombres son iguales”, seguramente ya conoció completamente a los más de 3
000 millones de varones en el mundo.
“Nadie
como ella”, seguramente ya comprobó esa afirmación con las más de 4000 millones
de mujeres en el mundo.
“Nadie
me entiende”, ¿en dónde? ¿En su casa, su cuadra, su aldea, su país, o el mundo
entero?
“Es
que nadie recoge su lugar”. Sí, nadie,
ajam. ¡Nombres! ¡Nombres! Por unos son todos.
“A
nadie le importo”, ¡Claro que sí! A los acreedores.
“Él
no come nada de verduras”, ¡su pinche madre! Ha de ser un pinche oso polar.
Lo
pernicioso, infame e infinitamente culero de la generalización, es que muchos
la creen dogmáticamente, sin cuestionarla. Y eso termina dejando a la persona
acusada completamente desarmada, pues el oyente, ha quedado convencido sin
darse oportunidad de pruebas contundentes, o al menos con una estadística que
le permita juzgar apropiadamente.
Y
la cosa empeora al profundizar estos últimos enunciados…
“Una
golondrina no hace verano”
O en mis términos: un dato no hace una estadística.
Si
bien hay fenómenos cuyas propiedades, en suma de nuestras limitaciones, no
exigen muchos datos, pues “simplemente” no se pueden obtener[1]; pertenece
al investigador experto y preparado, este tipo de estudios, y no al común
cotidiano. Esto lo refiero, porque hay gente que se deja llevar, haciendo
prejuicios con tan solo un dato de forma incierta, deliberada, y no fundamentada,
concluyendo sentencias horrendas, ignominiosas, espantosas… culeras y pendejas,
para acabar pronto. En muchas ocasiones, como mencioné, depende del estado de
ánimo, y otras de la jodida ignorancia desidiosa, o de las dos. Si llegó una
vez temprano, alguien puede decir “siempre llega temprano”, o por el contrario,
si llegó una vez tarde, “es que siempre llega tarde”. La hipérbole es
tendenciosa y fatalmente injusta. Si una vez le llevó serenata… “me llevaba
serenata” (!!!!!). Si dio una vez RCP y la persona al menos en ese momento
sobrevivió… “salva vidas” (!!!!!) ¡No chinguen! ¡En serio no chinguen! Como
diría Jesús, antes de mí no hay pedo, después de mí, ya no hay excusas.
Problema
eterno en la humanidad es la comunicación, y parece le vale madre. Es por eso
que no seso de joder y joder con el prístino Circuito del Habla: emisor,
receptor, mensaje, contexto, código, y canal. Tan simple que se subestima
dejándolo en el olvido. Contexto, código, elementos tan menospreciados, tantos pedos que se pueden evitar dándoles el
valor correspondiente. Hay que saber hablar (y escribir, correctamente =
código), y tomar en cuenta el entorno o ambiente que rodea una idea (contexto).
Por
favor, por favor, gente, no generalicen sin dar fundamento, mucho menos totalicen.
No abusen del razonamiento inductivo, eso es para expertos en contextos bien
delimitados. Por no resolver los casos particulares, la generalización impide
solventar el problema en sí.
Finalmente
les suplico no generalizar con un dato, no sacar conjeturas o hacer sentencias
con un dato, o pocos, pero mucho menos con uno[2]. Pues
de no ser así, de plano les gustan los problemas, y en ese caso, NO
se quejen, o no estén chingando.
Muy
buen día, racional sexo, y que todo sea para bien.
Estadista,
W.
PD
1: Tampoco vayan a satanizar la generalización, bien estructurada, bien
estructurado un razonamiento deductivo con el cual generalicen, es justo,
racional, y ético.
PD 2: Hay casos que
estadísticamente no requieren muchos datos en la experiencia cotidiana, por
ejemplo, la infidelidad conyugal, aunque el infiel solo haya copulado con una
sola persona, con solo un dato es válido acusar de infiel. La diarrea no se
puede presumir con una ida al baño. Si alguien roba una vez, si bien es ratero,
es imprudente el estigma perene por una ocasión. No juzguen si no saben juzgar.
En los elementos que intervienen en la comunicación te falta el más importante y es el de la "retroalimentración". No habría motivación por parte de los interlocutores y éstos no les muestran en todo momento que han recibido el mensaje con señales para que el emisor vuelva de nuevo a seguir con el mensaje y/o lo pueda cambiar según la interpretación subjetiva del receptor
ResponderEliminarSeeee, es lo pelmazo PETM, hay quienes no entienden(emos) a la primera, ni a la segunda, ni con pantomimas, fuegos artificiales, el calzón en la cara, etc. Ni mucho menos en pocas palabras. Saludos totales.
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