Perengana, después de estos 3 meses de prueba en el puesto, hemos visto dedicación, esfuerzo, constancia… sin embargo, para no dar rodeos, y tal como quedamos de platicar para evaluar tu desempeño, decidimos no continuar con el contrato.
(Perengana, palidece al ritmo de un nudo en la garganta, causada por una confusión transitoria que tiende hacia un síncope. 37 segundos después recupera ligeramente la cordura y pregunta titubeante aparentando serenidad e ingenuidad) Disculpe señor, pero ¿cuáles son la razones, si me dice que han visto en mi, dedicación y esfuerzo?
Pues, no tienes la experiencia suficiente para el puesto.
(Perengana se admira con cierto desdén por esa respuesta) ¡Pero, tengo 20 años de experiencia en el puesto, de hecho sabe que sigo trabajando fuera de aquí en la Delegación Estatal! Con todo respeto, pero creo que son muchos años para decirme que no tengo experiencia.
Efectivamente, en tu Currículum vimos los 20 años que mencionas en la Delegación, pero veo que confundes “experiencia” con “años”. Seré imprudente y ganaré tu rencor, pero ¿no me explico cómo en puesto tan importante ¡y por 20 años!, han permitido que estés allí?... !!!!!!
“La experiencia no es la que te sucede, sino lo que haces con lo que te sucede”. Aldous Huxley.
Siempre he peleado, y no exagero al decir “siempre”, que al definir o elucubrar una palabra, no es lo que uno crea, sino lo que los diccionarios dicen. Esto debido a que la gran mayoría que cae en este paralogismo, o sofisma en el peor de los casos, tienden a desarrollar una lógica con esa definición subjetiva. “Es que yo creo que…”, “es que yo pienso que…”, no es lo que se crea o piense, es lo que es, y ya. Y “lo que es” tiene fundamento en:
Los diccionarios y enciclopedias recogen la convención popular o técnica, realizada de forma articulada por profesionales, sean filósofos, filólogos, lingüistas, gramáticos, epistemólogos, o investigadores en general. No ponen lo que ellos creen, sino lo que la media popular, o investigadores requieren para comunicar algo concreto, y no dejarlo difuso y arbitrario.
Si bien uno puede y tiene derecho de redefinir términos o conceptos, no es en ocasión fortuita, sino con base en hechos, postulados, hipótesis y teorías, fundamentos, en una palabra. Mediante algún ensayo o tesis, que de-muestre a los eruditos las razones lógicas del cambio. Y no simplemente porque así lo creo, o pienso según “mi experiencia”, valga el pleonasmo y el sarcasmo.
En síntesis parafraseada según el diccionario; la experiencia es la enseñanza manifiesta en su aplicación, con base en los acontecimientos vividos u observados de algún suceso en particular.
Justificado el concepto, es que he observado con harta inconformidad, que muchísima gente pretende darle autoridad a los años que lleva haciendo algo, sin reparar que quizá:
1) siempre lo ha hecho mal,
2) la clase de eventos o hechos vividos, que pueden depender lamentablemente de la “suerte”,
3) la sistematización del conocimiento mediante la inteligencia,
4) y sobre todo, la relatividad, que la experiencia de unos lograda en muchos años, otros la pueden en mucho menos, y viceversa, lo que unos pueden lograr en años, otros ni volviendo a nacer.
Se escucha culero, pero muchos pueden hacer las cosas mal por muy largo tiempo, y no haya por diversas razones, algo que, o quienes le muestren que ha hecho puras pendejadas.
Puede haber eventos singulares que por razones aleatorias, unos vivan y otros no, aunque lleven el mismo tiempo laborando, observando, o ejerciendo cierta actividad.
La inteligencia es una variable que a unos les puede hacer aprovechar mucho mejor la experiencia, hacerla más eficiente en menor tiempo y en aplicación efectiva.
Por las dos últimas aseveraciones, hay quienes pueden en una cuarentena de años, o nunca, alcanzar la experiencia de otros, lograda en “poco tiempo”.
Decir entonces, “tengo tanto tiempo haciendo esto…”, para justificar autoridad, no es válido de inmediato, ni mucho menos infalible. Tengan cuidado con esas y esos fantoches, y máxime, no sean fantoches…
Muy buen día, muy buen sexo, prosperidad, y que todo sea para bien.
Experimentado, W.
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