No
contemplé una segunda parte, pero fue necesaria después de dos eventos
in-esperados: el primero fue después de recordar una iniciativa que realizó su
servidor en el 2011 al Clero católico mexicano para implementar en la
catequesis de los párvulos y las pláticas prematrimoniales, el tema de las mascotas,
su cuidado, su respeto como parte de la familia y la Iglesia Doméstica,
fundamentado en los mandamientos mosaicos, la Teología Moral y la Teología
Sacramentaria. Y el segundo fue al visitar al médico veterinario al llevar una
de mis mascotas, resultado de una lesión por causa de una pelea, generada ésta
por el celo de una de las perras que la provocó. Me exhortó el albéitar
esterilizar a mi perra, y sin pensar le respondí de inmediato que no lo tenemos
contemplado pues es como sugerirle a él sin premeditación su vasectomía. Admirado por mi respuesta inesperada,
imprudente y autómata, me dijo: nosotros
a diferencia de los animales buscamos trascendencia; ellos si se reproducen
o no, no les inquieta; además eso evitaría que se sigan peleando los machos.
Palabras más, palabras menos. Como no era el momento y el lugar terminé en seco
la pequeña disertación mencionando que lo pensaríamos, pues no es una decisión
personal, sino familiar. Ambos eventos fue lo que me empujó a externar el
remanente de la reflexión anterior sobre las mascotas, principalmente los
perros, y que si no lo expuse en aquel momento, fue porque no lo consideré
importante, y quizá no tenga importancia, pero sí me provocó algo de molestia
como para llevarme a escribir nuevamente.
Bueno,
remembrando la anterior y para que no quede, NO, las mascotas ni ningún animal
son hijos ni son humanos. Son lo que son. Si bien la simbiosis sinérgica es
patente entre el reino animal y los humanos, que nos admiran y nos sirven su
inteligencia, sus sentimientos, sus cualidades particulares, sean como:
transporte, entretenimiento, mascotas, mensajeros, ganado, protección,
ayudantes, entre otras funciones; no son humanos, ni son hijos, podemos
amarlos, pueden dar la vida por uno, pero no, son, humanos; no, son, hijos. Amo
mis perros, y soy paciente con mis gatos. Nadie te recibe ni te despide como
tus mascotas, ni tus propios hijos, ni tu esposa/o, ni tu novio/a, pero no,
son, humanos; no, son, tus, hijos. Así como mi abuela no es mi mamá, ni mamá es
mi hermano, ni mi hermano es alguno de mis amigos, a todos los amo con la misma
cantidad de endorfinas, pero cualitativamente diferentes, así con los animales;
cada uno tiene su lugar.
Partiendo de la invitación del veterinario, y partiendo en dos su argumentación, el punto en discordia es la “Esterilización”:
Partiendo de la invitación del veterinario, y partiendo en dos su argumentación, el punto en discordia es la “Esterilización”:
1)
“Para evitar
peleas entre los machos”. Cierto, es un juicio persuasivo en los hechos,
esterilizar a una hembra evita celos (en toda la extensión de la palabra),
evita menstruaciones, evita peleas. Que
garantiza menos suciedad de sangre, menos lesiones o muertes entre los canes.
Veterinario 1 – Memo 0.
2)
“Porque si
ellos tienen descendencia o no, no les
inquieta”. “Cierto”, entrecomillado lo pongo pues habla-mos por ellos como si
en realidad supiéramos todo su sentir y pensar y pues, al menos en este momento
no es verdad. Son suposiciones con base en nuestras comparaciones biológicas
entre especies: ellos no escriben, no tienen lenguaje articulado, no usan
herramientas como nosotros, ellos no filosofan !!! Peor tantito, al no contar
con obligaciones, entonces tampoco tienen derechos !! Y como ellos no poseen
estas propiedades, en consecuencia podemos esterilizarlos sin remordimientos
pues son incapaces de expresar trascendencia. (Esta forma de argumentar es
análoga para favorecer el aborto). Como es difícil usar lógica formal en un
texto abierto a toda persona, intentaré ejemplificar con analogías simples la
falacia o error en la comparación: si no tengo herramientas de albañil, no
puedo ser albañil, no tengo derecho a buscar ese empleo. Como no sabes escribir ni leer, no tienes
derecho a recibir o enviar cartas. Como los perros callejeros no trabajan, no tienen derecho a comida. ¿Se
notan las inconsistencias? Como un árbol no llora, no se queja, lo podemos
cortar y no le va a doler, además como ni piensan, no le temen a su extinción. ¿No
tienen sentido verdad? En esta misma línea de pensamiento, tampoco tiene
sentido esterilizar a las mascotas porque según nosotros ellas no sufren si no
tienen hijos o no.
A esta recomendación casi imperativa del buen
doctor, se suma otra que sí es totalmente imperativa que viene de asociaciones
proteccionistas de perros y gatos, y es que en sus políticas o reglamentos,
todo animal que ellos pongan en adopción, que tú desees poner en adopción o
adoptar, debe estar esterilizado. ¿O sea
cómo? ¿Veterinarios y asociaciones confabuladas en una campaña radical de
esterilización? Como al menos para su servidor no es obvia esta conspiración
mundial iluminati, debo preguntar-me, ¿por qué esterilizar a todas los animales
en adopción, principalmente de la calle? ¿Cuál es la finalidad o propósito?
Antes de preguntarles y prejuzgando las posibles respuestas, que quizá cuando
me respondan entienda las razones y deje
de escribir a lo wey; adelantaré: “para que ya no haya más perros y gatos en
las calles por causa del abandono”.
Bien, más bien, mal; ¿entonces esterilizando a todos los canes y felinos
en adopción ya no habrá más en las calles? Preguntaré más pendejadas: y cuando
ya no haya más animales abandonados en las calles ¿ahora sí podré comprar de
raza y tener cachorritos cuando los quiera cruzar? Como es la única respuesta
que me imagino, resaltaré las discrepancias entre sus principios, esperando
cuando les pregunte me cierren el hocico por prejuicioso:
·
Aunque es
válido el insulto por parte de las asociaciones y veterinarios, no deja de ser
un insulto la desconfianza en predisponer a un adoptante como un mal protector
y que perderá, reabandonará o dejará que se preñe su mascota de forma
descuidada, ocasionando más crías en latente abandono.
·
Esterilizar de
forma sistemática y universal solo tiene un final, acabar con los mestizos
callejeros, cuando ha quedado demostrado tanto antropológica, social y
veterinariamente sus ventajas sociales y médicas que adquieren en ese estado,
superiores al pedigree y las mascotas de natalicio doméstico.
· Eliminar los
perros callejeros mediante la esterilización impuesta, principalmente mestizos,
favorece la crianza pedigree, contrarrestando las desventajas fisiológicas de
las cruzas fortuitas, además de contrarrestar también la igualdad en dignidad
entre todas las razas y tipos de perros, principio defendido por las
asociaciones, pues al adquirir de ulterior una mascota, ya no sería “la que
sea”, sino una en particular.
·
Considerar que
al acabar con los perros y gatos callejeros mediante la adopción esterilizada,
y al no perderlos por descuidos; y al querer una mascota como compañía o ayuda
ésta se pueda adquirir mediante compra selectiva, es una utopía que por sí
misma no apoya la esterilización por la esterilización misma en un tiempo
indefinido.
Por supuesto que es positivo esterilizar, y hacerlo con los humanos sería mucho mejor, pero dependiendo del contexto, no en todos es obligado hacerlo. Que ya no orinan en donde sea, que ya no menstrúan, sí es cierto, y es muy bueno, pero también es un egoísmo puramente humano.
He de confesar que debí esterilizar en tiempo a mi gata Takataka, que me ha contraído una docena de gatos, y para cualquiera, repito, cualquiera, lo que diga son pretextos, que dejarían de serlos cuando alguien viva en los zapatos ajenos y entiendan las circunstancias, pero no dejo de reconocer mi catastrófico y vergonzoso error.
Ya para finalizar si es que alguien se tomó el tiempo de leer este lastre del utilitarismo, hice y mandé aquella carta al prelado católico por dos razones a sabiendas que me mandarían al carajo:
1) Porque quizá
en algún momento caería en buenas manos, si no la hubiera hecho y no la hubiera
mandado, nunca, pero nunca caería en ningunas buenas manos de a priori; su probabilidad sería cero,
pero al enviarla ya tiene alguna, ¿lógico, no?
2) Porque de mi
parte no quedaría, yo ya hice mi parte, si los otros no hacen la suya, u otros
no hacen nada, puedo presumir que yo, yo hice algo, los demás no. ¿Cuando vas
al baño a defecar te limpias al final? Si sí, ¿para qué lo haces si volverás a
ir? Por esa misma justificación escribí esa carta, para no llenarme de mierda.
Esperando lo mejor para todos, muy buen día, muy buen sexo, y que todo sea para bien.
Perrera, W.
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