Es que soy Profesional

 
Fue en tercer semestre del bachillerato que otro de mis focos neuronales se encendió, de esas ideas o sucesos que te cambian la perspectiva de las cosas, de la vida. Que te dejan conmosionado por un momento hasta que reviras y como si regresaras al mundo con una visión diferente. Era clase de Orientacional Vocacional y la profesora, una linda psicóloga de la cual me permitiré mencionarla, realmente cumplió su objeto, bueno la verdad no, pero sí me permitió comprender el alma de la vocación: el profesionalismo.

Ella es y será recordarda con tanta ternura como una madre, Lupita Delgado; una mujer que si mal no es perfecta fue una excelente persona con sus grupos. Recuerdo muchas cosas, la mayoría son anécdotas hilarantes, de esas en las que suspiras con satisfacción por haberlas experimentado. Pero solo dos eventos trascendieron para formar este cochambre de hombre.

No están para saberlo ni yo para contarlo, pero me enamoré de las matemáticas en 2do grado de secundaria, y para los que me conocen-bien, quizá no sea un experto pero soy muy bueno. Y por algunos años soñé en ser astrofísico (astronauta) inspirado al leer una entrevista que por casualidad encontré en una revista médica cuando acompañé a mi mamá a una consulta, por allá de los 90´s. Ps qué más hace uno en la sala de espera sino hojear las viejas y caducas revistas que te ponen, ah, pero eso sí, mucho mejores que las de peluquería, hartas de farándula y chisme televisivo. Entrevistaron al primer y genuino astronauta mexicano, al Dr. Rodolfo Neri Vela; me dejó exitado el dominio y elegancia de sus temas. Hasta lo puse de poster en la pared junto con unas nenorras; arranqué la portada de la revista en la cual apareció el Dr. Y la pegué como santo de mi devoción. 


Pero, ¿siempre tiene que haber un "pero"? Confieso con un carajo de pena, que tuve otra influencia vocacional. Por favor eviten la pena ajena. De chico vi la telenovela Muchachitas y se me quedó muy arraigado el papel del tal Rodrigo como Administrador de Empresas. Entonces quise ser, estudiar eso. Pues imaginaba que las empresas, las mamis, buena feria, buen automóvil,...  a toda madre. Yo quería ser como ese socio, con una buena mami y en un trabajo perrón. Esa influencia duró hasta que Lupita me hizo ver la pendejada que haría (de todas formas hice pendejadas).
En ese semestre de Orientación, llegué con ambas ideas, ser astrofísico o administrador de empresas, hasta se escucha bien chingón este último título, para la mamada que es, y no pido disculpas si alguien se ofendió. La buena Lupita al ver mi orientación y ver que optaba por ser administrador y saber mis propiedades me cuestionó que por qué elegí eso, a lo cual respondí muy ignorantemente que estudiar Astrofísica no se puede en el país, que no existía esa carrera y tendría que hacerlo en el extranjero y ello implicaba mucha lana, que no hay, ni había y sigo igual de jodido. Después de varías gesticulaciones de disgusto me exhortó por investigar más sobre las universidades en el país, las becas y la satisfacción de estudiar una en lugar de la otra. Me convenció. Pero el mayor putazo fue cuando invitó a su hermana, Celina creo que se llama(ba), mayor que ella y contadora, para darnos cátedra del ser profesional. Ella tiene un porte diametralmente opuesto: recia, segura, indómita, imperativa. Y eso en combinación de su finalidad, me dejó impuesto de por vida (vigente a la fecha, lo único que derogaría esa influencia sería la demencia o la muerte).

Comenzó con la dialéctica de diferenciar entre (ser) un profesionista y (ser) un profesional. ¿Qué es uno y qué es el otro? ¿Qué debemos ser o seremos? En síntesis, profesionista es quien terminó sus estudios superiores y en el mejor de los casos ejerce. Profesional es aquel que ejerce su vocación o profesión con ética, tesón, orgullo, admiración, imparcialidad, responsabilidad, esperanza, visión, justicia, honor, deber, disciplina, solidaridad, abnegación, neutralidad, objetividad y resultados trascendentes. Poca cosa. Esto es la antítesis de cualquier burócracata, funcionario público o trabajador del Estado :s !!! Profesionista exije llánamente haber concluido estudios y quizá ejercer; Profesional exije virtud y quizá vocación.

La primer advertencia que se manifiesta es elegir correctamente la carrera universitaria. Que ella sea realmente o al menos conmensurable a la vocación que se ha identificado en uno.

Cuántos hay que no ejercen para nada lo que estudiaron, ya sea por que estudiaron solo por hacer algo productivo y que la indecisión no generara un ocio vicioso. O porque no ha habido oportunidad. O porque solo complementa su vocación. O por conveniencia, ejemplo clarísimo son los funcionarios públicos, cuya mayoría ejercen puestos que poco, si no nada tiene qué ver con su carrera universitaria. El punto es que una causa de no ser profesional, es la incompatibilidad entre lo que hacemos y lo que queríamos de nuestro futuro. Ser profesional no exige vocación, pero ella es un factor que multiplica las posiblidades de tener esa cualidad.

Ser profesionista no implica hacer las cosas mal, indica simplemente que se concluyeron estudios universitarios, ejerza o no. Lo que impulsó esa Señora, y que logró herrar en su servidor, fue que independientemente de lo que hayamos elegido para nuestras vidas, de lo que hagamos en términos laborales o sociales, hay que hacerlo con virtud, visión y objetividad. No hay mayor sinergia personal o colectiva que ser profesionales en nuestras tareas laborales o sociales.

La segunda advertencia sobrepasa la enseñaza adquirida anteriormente, y tiene qué ver con la revisión de ambos términos y afines. La palabra "profesionista" es insual fuera de México. Es muy poco usada o conocida en el resto de países hispanoparlantes. De hecho la Real Academia Española de la Lengua define como sinónimas ambas palabras, y a "profesional" a parte de su acepción de tener y/o ejercer una profesión, también tiene el de hacerlo de forma virtuosa, es decir, "eficientemente y con destacada capacidad". Sí, "profesionista" parece ser un vocablo espurio, pero que al menos a su siempre incorforme expositor y a nuestro país, le ha servido para resaltar el aspecto propositivo de hacer correctamente las cosas.

Esta advertencia contrae la revisión de voces semánticas. Antónimo de "profesional" o "profesionista" es "aficionado" o "amateur". Estrictamente, quien no tiene una profesión universitaria y hace las veces de ésta, se dice "aficionado" o "amateur". Lógicamente en México de acuerdo a los párrafos anteriores, se extiende o modifican estos últimos conceptos en variación directa. Aficionada es aquella persona que no es profesional, que carece de virtud, visión y objetividad, además de resultados [muy] eficientes, aunque tenga un título universitario. No sobra memorar el énfasis que estar licenciado en algo, no implica para nada ser algo. Haber concluido alguna ingeniería y no ejercerla, no hace al egresado ingeniero, solo le da licencia de poder serlo jurídicamente reconocido. Ser algo es ipso facto. Eres algo porque lo haces, no porque se tiene permiso para hacerlo. Así pues, un egresado que no ejerce, es un total amateur, aficionado, novato o bisoño. Es hasta que ejerce y lo hace como debe ser, que merecer el título de profesional.

Evoco un exhorto de gran sabiduría:

"Si no estudias una profesión, al menos aprende bien un oficio que te dé pa´ tragar". Amén.

Sin detallar las acepciones de la idea "oficio", y eligiendo las lógicamente convenientes en nuestro contexto, en general se entiende por "oficio" aquellas tareas que se aprenden o ejecutan sin condición de título universitario o que no tienen utilidad social materialista. Por ejemplo la herrería, carpintería, panadería, sastrería; la pintura, la escultura, la literatura, la danza, el cine; respectivamente. Así, en las primeras se dice que son oficios en cuanto no requieren el esfuerzo y título universitario para aprenderlas y ejercerlas. Para diferenciar una labor de uno que no es "profesionista". Sin embargo, tener un oficio también está sujeto ha realizarlo de forma profesional o amateur, al menos aquí en México.  Puedes ser un carpintero y hacer la cosas de forma deficiente, inmoral, cliché; por decir algo. En las segundas, como ya varias de ellas se han "profesionalizado", se han convertido en  estudios medio y/o superiores, se les connota "profesiones", pero tradicionalmente son oficios. Y como "oficios" igualmente están subordinados a ser profesionales o aficionados. Puedes ser escritor o cineasta, y hacerlo de forma inmoral o trillada; y de manera legítima ser novato, aficionado o vulgar al bello arte que pretende realizar.

La tercera y creo última advertencia, es sobre la reflexión, dialéctica y síntesis de todo lo anterior y el abuso indiscriminado e infame que se hace del término "profesional".

"Jugador profesional", "delincuente profesional", "luchador profesional", "músico profesional", etc. Son ideas injuriosas, prosaicas, fraudulentas, asquerosas que seguramente han oído de alguna u otro forma. Con las acepciones de "profesional", se juzga en contra del uso incorrecto y bastardo del adjetivo calificativo para esos sustantivos. En los deportes se oye por ejemplo "liga profesional de fútbol", "luchador profesional", entre otras barbaridades, que ni existe la carrera universitaria para ser deportista, ni tampoco significa que sean más éticos, virtuosos o con mucho mejores resultados que los "amateurs". "Profesional" en este contexto significa solamente "empleo remunerado, muy bien remunerado". El deporte como empleo es connotado estúpida y convenientemente como "profesional". "Ladrones profesionales", "asesinos profesionales"... nos han hecho entender con estas ideas, que no se trata de raterillos de barrio que asaltan por unos centavos y sin planificación previa. O que el asesino lo ha hecho solo una vez, o dos o tres, pero no tantas veces como para que sea su forma de vida, sino circunstanciales. Nada que ver con la idea de "profesional", pues obviamente no se estudia para ser criminal ni mucho menos de forma ética y virtuosa. Parafraseando, ser delincuente "profesional" significa para el Cuarto Poder "hacerlo con periodicidad y obtener con ello muchas ganancias". Que si mal se parece a la idea de profesional, o hasta podría verse como subconjunto de ella, NO es ella. Si acaso admite ser llamado "oficiante", criminal oficiante, pero no profesional. Criminal habitual en contraste del ocasional. Y del deportista, más que ser profesional, debería ser referido como "deportista asalariado" en contraste del recreativo. "Músico profesional", "actor profesional, "bailarín profesional", son expresiones también muy recurrentes en el argot artístico, pero son blasfemias que buscan opacar al resto de colegas no famosos. "Músicos de fiestas o líricos", "actores callejeros",  son eufemismos que sobajan el profesionalismo del artista impopular. Quede claro plebe, "músico profesional" conforme las acepciones manejadas, es aquel que tiene estudios musicales universitarios y/o ejecuta su arte con virtud, visión y resultados heurísticos. Las expresiones musicales comercializadas por las televisoras populares, NO SON Profesionales. Les llaman así en homología al deportista asalariado, pues ni tienen estudios superiores de música ni mucho menos ejecutan con virtud, visión u originalidad. Esa gentuza debería ser referida como "musicantes"*, pues son auténticos aficionados de la Música. Y en la misma línea, ¿es que en realidad el trabajo actoral de Julia Roberts o Gael García vale miles de dólares porque su profesionalismo es superior en comparación con el de los actores y actrices de los teatros locales que si no lo hacen gratis se les recompensa con unas centenas de pesos? NO, por supuesto que no. La gran mayoría de famosos y no, ni siquiera estudiaron arte dramático, pero lo que importa en este caso es que su profesionalismo es idéntico. Y apostaría que esos actores y actrices no famosos, lo hacen con mayor visión y moral. Y pues qué decir de los bailarines, "profesional" significa que se dedica  y lucra con ello, pero no implica mayor profesionalismo al que degusta mover el cuerpo coordinadamente al ritmo de la música en eventos ocasionales. 


*Vocablo acuñado por Manuel López, amigo y músico profesional.

Profesional no significa ser perfecto, en mi labor paramédica he cometido errores vergonzosos, pero aprendo de ellos de forma inmediata, los reconozco y supero con diligencia. Humanitarismo, imparcialidad, neutralidad, como me ha inculcado Cruz Roja. Como docente soy muy familiar hasta extremos prosaicos, pero el dominio de los temas y el respeto y pasión con que los manejo me indultan de mi confiancita. Siempre marco mi raya de forma tajante y me ha permitido librarme de chismes peyorativos. 

Muchos presumen o al menos creen que son profesionales, cuando ni siquieran saben o sabían qué es eso.

Buen día, buen sexo y que todo sea para bien.

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