Más allá de que no traía para el camión, me gusta caminar, y uno de los motivos es que me permite meditar por más tiempo sin distracciones formales. Después de estar con unos excompañeros del antes conocido como Instituto de Física de la UG que no veía en años, y que por causa de que uno que está haciendo su Ph. D. en Ohio EUA vino de visita, es que nos reunimos. De retorno fui a casa de mi mamá y me tomé un delicioso chocolate caliente, bueno, sinceramente estaba tibio pero estaba sabroso, pues muy esporádicamente degusto uno y al hacerlo los recuerdos gustativos emergen inmediatamente.
Mi casa no queda tan alejada, a unos 25 minutos caminando a un paso que me permite disfrutar el bullicio callejero y más estar al tiro por cualquier lacra.
Tiempo suficiente para evocar e ir construyendo mentalmente lo que habría de escribir. La inspiración filosófica (o artística) es como cuando un homicida decide asesinar de forma serial o masiva, o un suicida decide terminar con su vida, que un factor estresante libera toda esa represión que termina ya sea con la vida ajena, la suya o ambas. Así es la inspiracion filosófica (artística), se reprimen las ideas, pero no es hasta que un factor holístico o contemplativo libera la desesperada manifestación filosófica o artísitca. Fue hasta que tuve una tertulia con otros excompañeros de Física que explotó la inspiración, dejé que se estabilizara, pues es como la entropía, busca el estado de mayor equilibrio termodinámico la disipación de energía desordenada; perdón, no pude resistir esta analogía técnica, pero es válida. El chiste es que fue hasta que me fui caminando que organizé las ideas y su construcción textual. En ese coloquio con uno de ellos, el buen Paco, fue que traté el tema de los "seguros" y los riesgos, entre otra decena de temas durante unas 8 horas.
La lección retroalimentada ocurrió cuando le cuestioné que si una persona adquiere un seguro porque "tiene mucho qué perder". Me desmintió pero no contraargumentó. En su experiencia como asesor financiero (a parte de profesionista de la Física), ha conjeturado que quien debe hacerse de un seguro es quien "no tiene cómo solventar un siniestro", no al contrario. Un millonario tiene con qué pagar un choque, o hasta un vida, decía. Pero uno de clase media o baja no, o muy difícilmente lo hará. Un seguro le garantiza a estas últimas personas, que si deciden "adquirir un riesgo", es conveniente adquirir un seguro que lo solvente. Si decides comprar un automóvil, un seguro puede solventar un percance que un riquillo también sin necesidad de estar asegurado. Lógica teórica válida sustentada con el empirismo. Con esta lección se sustenta otra sugirda de su experiencia: los seguros no son elementos de cultura social sino de convicción individual. No es cosa de cultura comprar un seguro, es por convicción personal de su necesidad. De la manera de confrontar los riesgos (eliminarlos, asumirlos o cederlos), increpaba que hay riesgos que son imposibles de eliminar, un terremoto siniestral en una región con falla tectónica es un riesgo inevitable para la población, por ejemplo. Mercar seguridad es incómodo si no para la mayoría, para todos. Pero ya sea por ley y/o convicción debe hacerse. Por ley el empresario, por convicción el ciudadano. Esta "compra" es el factor estresante causante de la disertación...
Aaaaa tengo que mostrar por qué no contraargumentó mi interrogante. Aunque acepto sus juicios y como buenos parvulitos de la Física, no debemos pecar en olvidar o desusar la relatividad. La persona tiene "mucho que perder" en comparación contra qué; quien más pierde es a quien le cuesta más recuperarse, ¿o me equivoco despechados? Disculpen, tampoco pude contener este valioso ejemplo, aunque sarcástico bastante diáfano. Si el lector compra un carro idéntico a uno obtenido por Bill Gates y ambos chocan sin estar asegurados y con pérdida total, ¿a quién le costará más recuperar su bien material? Como exhorta Paco quien debe asegurarse es el jodido, no el opulento; Bill Gates puede recuperar su bien sin mucho problema, pero uno, solo con seguro puede medio alivianarse. Sin embargo ¿quién pierde más? Respecto a la fortuna de ambos, será el lector. Tiene más que perder el lector que Bill pues tardará más en recuperarse. Mi tocayo solo perdió tiempo, suponiendo que salieron ilesos claro está.
Bueno, regresando. En una ocasión tuve una reunión con unos homólogos paramédicos, que terminó a una hora en la que ya no pasaba el transporte democrático, el urbano; estaba como a unos 30 minutos de mi casa y pensé en irme caminando de acuerdo a mi párrafo inicial, lo malo es que ya era algo noche y la avenida por la que tenía que irme tiene una extensión considerable de baldíos que se convierten a esas horas en riesgos potenciales de asaltos o cosas peores. Aunque muy valentón me pareció imprudente mi actitud, tomé un taxi con dolor, pues son bien ches careros jos de pu, y estaría en casa en 7 minutos ¡Mmmm qué coraje! Pero bueno. Tuve una buena plática en general con el taxista; algo que me incomodó pero que pasó desapercibido por él, fue "el chantaje oportuno de mi seguridad, de mi salud": "joven, su vida vale mucho, no se arriesgue, qué bueno que tomó taxi; su vida no tiene precio". Repito, jo de pu, che chantajista de mierda. Como mi vida "no tiene importe", esta abierta a cualquier costo propuesto por él, casi casi me salvó la vida, y eso es impagable, pero como el contrato es inmediato, me lo deja barato: $35.00 en unos 1.5 km. Esta misma idea usan todos los profesionistas de la salud y la seguridad, social y personal, laboral o civil. El cirujano, el abogado, el paramédico, el hospital, el de seguridad privada, el taxista por supuesto, entre otros jos de pu, abusarán de forma ignominiosa (busca la palabra, no continúes, ya es hora de usar diccionario o san Google) chantajeándonos por nuestra vida o nuestros seres queridos. Si bien es cierto que nuestra vida es incosteable y más la de las personas que amamos, al final nos guste o no sí tiene importe. Hasta el secuestrador lo sabe, pues aunque para nosotros la vida de nuestro familiar no tenga precio, el criminal espera una cantidad fija y "razonable". Las aseguradoras hacen lo mismo, y la Ley mediante el poder judicial también emite prisión y multas de acuerdo a tabuladores y subjetivismo del juez. En fin, la vida sí tiene monto. Pero ello no implica que quede sujeto al arbitrio chantajista del proveedor.
Por la complejidad del valor de la persona, es muy difícil hacer tabuladores, por ello insto al lector: divulgar y denunciar. Nombres, apellidos, comercios, marcas, cédulas... quemen a los jos de pu. No permitan que abusen de los demás. Denuncien y divulguen, no se dejen de esas bazofias humanas.
Creo que aquella persona que pudiera jactarse de vivida, no le teme a la muerte, es algo natural y esperado; a lo que le teme es morir de forma pendeja. Piensen y actúen.
Buen día, buen sexo y que todo sea para bien.
Prevenido pero sin seguro, W.