¿Qué quieres ser de grande?


"... los sueños que dejes olvidados, te torturarán el resto de tu vida...". Guión de "Robots".


Nunca oí directamente esa pregunta, nunca nadie me preguntó qué quería ser de grande, pero la oí indirectamente muchas veces en los medios, en la tv o en la radio. Y dos oficios eran mi respuesta: narcotraficante y administrador. En ambos casos el dinero y el estatus social era lo que anhelaba para mi felicidad. Pero en la experiencia tanto en mi situación como en casi todos, nadie termina haciendo lo que de chico imaginaba.

Ahora que reevalúo mi vida y que esa pregunta sigue manifestándose frecuentemente por todos lados, en la películas, programas, series, caricaturas, familia, amigos, trabajo, y entre otros tantos lugares, me inquieta sobremanera la seriedad de su existencia.

¿Qué tan en serio se pregunta eso? ¿Qué tan en serio uno se lo toma? Por los años que me autorizan hablar, ya no sé que valor darle a la vocación, a la autorrealización a través de ese cuestionamiento original. ¿En verdad los adultos preguntaban eso con autenticidad y sinceridad? Y los adultos de ahora con los que comparto generación, ¿interrogan eso en los niños? Y si lo hacen ¿lo hacen de forma genuina y honesta?... NO. Todo es una mentira. Los adultos nos han mentido, y los de ahora continúan reproduciendo ese cínico cuestionamiento. Todo es mentira, como los Reyes Magos, Santa Claus, el conejo de Pascua, el chupacabras, la democracia, la religión... El futuro vocacional pueril les vale madre, la autorrealización es solo un tema de escuela, no de vida. Si me pongo nena es porque yo sí me la creí, yo sí creí en los adultos, pero ahora que caigo en la cuenta de la falacia adultez, que yo también "tengo" que engañar a los inocentes y ocultarles la miseria en la que viven y vivirán, y de la que participarán en un círculo vicioso del que solo saldrán con la muerte y muerte digna, luchando con y por la libertad de ser uno mismo, no lo haré...

1) No he visto a, pero ya como están las cosas imagino que sí los hay, niños que digan: yo quiero trabajar en el Seguro, sueño con estar en el ISSSTE, yo quisiera ser del SNTE, ¡yo quiero estar en un sindicato! ¡Es que quiero trabajar en una oficina de gobierno!

2) No he visto a, pero ya como están las cosas imagino que sí los hay, niños que digan: yo quiero vender gelatinas de grande, sueño con tener mi puesto de tacos al vapor, quisiera ser albañil, anhelo de grande atender el negocio de mis papás, quiero terminar mis días siendo guardia de seguridad, seré repartidor de pizzas... etc.

a) A nadie se le inculca esto, ¿o sí? Pero la humillante realidad empuja a unos y otros luchar por conseguir cualquiera de los sustentos anteriores, ya sea por una comodidad cínica o porque no queda de otra para sobrevivir.

b) Si sí hay quien exhorte esto a los pediátricos, es evidencia rotunda que la autorrealización y vocación futura de los infantes, es un palatiavo, un placebo, que busca desenmascarar la falsa realidad que vende la mercadotecnia consumista y estadísticas políticas en sus informes de gobierno.

Cual sea de las dos, son evidencia contundente de la falaz pre y ocupación del adulto por la vocación y autorrealización de la niñez.

No se confunda confort y felicidad con vocación y autorrealización. Es muy posible que el adulto mentor busque que el infante o joven no batalle tanto, facilitándole el esfuerzo laboral o adelantándole la lúgubre realidad económica en la que se desenvolverá.

Esta posible confusión empeora las cosas, pues prueba con tristeza desgarradora la tergiversación de los valores, reduciendo la felicidad a la comodidad meramente económica y de consumo.

Por el otro lado...


3) He visto que a los infantes se les motiva para que de grandes sean policías, médicos, enfermeras, bomberos, abogados, arquitectos, ingenieros, químicos, biólogos, etc. Con base en la función importante que ejercerán en la sociedad, en la satisfacción del servir, y no por la lana y estatus que ganarán. Se les fomentan esas profesiones y oficios en función de la pasión que desencadenan, y repito, no por el ingreso, los horarios, las prestaciones laborales, las pensiones, etc. A nadie se le advierte la parte administrativa, burocrática, de papeleo que lleva el laborar. ¿Por qué? ¿Quizá porque son muy chicos para entender y darle importancia? Es casi seguro que así sea, el problema es que incluso en la adolescencia, en la preparatoria, tampoco se advierte esto, y solo se concentran en las vocaciones, carreras y universidades, se sigue con la idea de hacer las cosas por pasión y no por conveniencia.

4) He visto que se divulga con gran confianza que estudiar genera mejor calidad de vida, "que les irá mejor" dicen. Se le exhorta a los chiquillos no dejar de estudiar, que lleguen hasta donde se pueda, y eso sugiere hasta la universidad. ¿Me equivoco? Si no, conforme el punto anterior, se pretende que el bachiller sea un egresado universitario, un licenciado o ingeniero, o en el menor de los casos técnico superior o profesional técnico, pero para ejercer gustosa y apasionadamente lo que estudiaron, y no para que hagan otra cosa. Que en muchos casos es lo que pasa, y en el peor de los casos terminan reconociendo que "muchos estudios" no son ley para ser millonario o al menos estar cómodo económicamente. Con mucho menos estudios se puede lograr riqueza y fama, allí están los políticos, deportistas; cantantes, musicantes, actores, actrices, conductores de tv y cine; los mafiosos, narcotraficantes, delincuentes, Steve Jobs, Bill Gates, Emilio Azcárraga Jean, Mark Zuckerberg, etc. 

c) A "todos" se les inculca esto, ser profesionista, estudiar mucho; para terminar haciendo otras cosas, en el mejor de los casos obteniendo un buen puesto y ganando buen baro, aunque no se ejerza lo que se estudió. O en el peor, tomando un empleo en alguna PyME como oficinista u obrero, o en el negocio informal.

d) A quien no se le inculca esto, es porque o nació en la jodidez, que desde su infancia se le pone a chambiar sugiriéndole que así será el resto de su vida y ya se fregó; o porque nació en un pesebre, es decir, hijo de riquillos empresarios, musicantes, actrices-actores de tv o cine, deportistas, políticos, que heredará la empresa u oficio del progenitor o de la familia, y estudie lo que estudie, ya se chingó, pues tendrá que administrar la empresa familiar, o continuar el legado "artístico", deportista o político de los papases*.

e) No imagino cómo alguien elige poner un negocio de ferretería, peletería, zapatería, miscelánea, rótulos, carpintería, cerrajería, tortillería, restaurante, cinema, supermercado, industria química, etc. Sin heredar estos negocios ¿qué los lleva a emprender estos comercios? ¿Es que alguien se los fomentó en su infancia? ¿Es que en la escuela se les impuso o recomendaron estos giros económicos como lo mejor para ellos?

*Obvio (?) esto no es una ley, pues muchos logran salir de su Cinturón de Miseria y trascender, y otros logran la individualidad y dignidad, trascendiendo la costumbre familiar y sus ventajas económicas y sociales.

El problema no está en estudiar algo para terminar haciendo otra cosa, sino inculcar falazmente vocaciones, profesiones u oficios. Infundir una falsa pasión, divulgar erróneamente que estudiar mucho garantiza ganar mucho dinero; no advertir que no todas las carreras universitarias satisfacen todas las vocaciones. No advertir que las vocaciones personales, no caben en la gran mayoría de los casos en las exigencias de la movilidad poblacional, o luchas por tus sueños, o trabajas para comer.

Cada punto demuestra la embriaguez en la que vive la sociedad, el sofisma universitario, la credulidad plebeya y la demagogia ignominiosa política. La vocación es un placebo para la política económica pública, es un paliativo para las universidades, es un sueño para el pueblo.

Ya no solo es deber del lector adulto y responsable hacer estúpidamente ese cuestionamiento a sus vástagos o pequeños en general, y menos a los adolescentes, esa cuestión debe ir acompañada de muchos más exhortos y escollos que real, honrada, sinérgica, dignamente pongan en mejor perspectiva al niño y al joven. Inspirar sí, una vocación, ser profesional, empujar a ser y hacer lo que nos haga ser felices y completos, pero advertir que esto es independiente del empleo que tengamos, que una cosa es cómo me "gane la vida" y otra mi vocación, que si coinciden es perfecto y una bienaventuranza, pero si no, luchar por nuestros ideales, que son al cabo lo que nos da dignidad, individualidad, trascendencia, dejando la inercia gregaria sonámbula sin ninguna recompenza histórica o divina. 

En estos momentos, ya no es justo preguntarme qué quiero ser de grande, ni siquiera tengo el derecho de interrogarme qué pienso hacer, sino cómo quiero morir. Parecerá fatalista la pregunta, pero no es así, es realista, pues ello me trazará el camino que debo llevar para morir en paz conmigo mismo. ¿Cómo quiero terminar mis días? ¿Qué requiero en estos momentos para hacerlo? ¿Cuánto me costará, cuánto sacrificaré en tiempo, dinero, relaciones, gastritis, lágrimas? ¿Vale la pena? SÍ, pues no solo es trascendencia, sino algo más simple, satisfacción. Morir con una sonrisa, o al menos orgulloso de luchar por lo que uno considera correcto, bueno, lo mejor; es digno de inmortalidad.


"Cómo quieres morir", debería ser algo constante en la materia de "vocación profesional", pues más que buscar qué quiero de mi vida, que resulta muy complejo y modificable frecuentemente en los estados de vida como en los estados de ánimo, mejor es discernir qué es lo que no quiero de o en mi vida. Indentificar y desechar ese lastre que nos impide al menos estar tranquilos y satisfechos.

Estoy también convencido, que "los peces muertos nadan con la corriente", que la mayoría nació solo por y para la biología más elemental: nacer, crecer, reproducirse y morir, sin perjuicio ni beneficio transcendente, solo para cumplir el intercambio termodinámico de la energía-materia y se conserve constante, y por eso, tan solo por eso, lo hace importante en la existencia, pues sin él o ella, habría un desequilibrio catastrófico. Cada uno cumple una función-estructura social, que ni falta el que se va ni sobra el que se queda. Aunque la mayoría nacieron para ser zombies y otros muy pocos para ser los héroes mata-zombies de la película, cada uno debe representar su papel con dignidad. Y esa dignidad está en el valor de uno mismo, en la vocación y en el profesionalismo que sobrepasa cualquier empleo.

Ya no mintamos más, seamos honestos con los niños, ¿con qué derecho uno puede esperar que no digan mentiras si uno como adulto se las enseña desde un principio? No vendamos carreras falsas, no vendamos nuestra alma en empleos que roban nuestros ideales. ¿Qué es lo mejor? ¿Morir despierto en la miseria, o dormido en la abundancia? Difícil...

Exhorto a quien lea esto, que ya no le haga a la mamada. No es lo mismo divertirse que ser feliz, no es lo mismo estar bien que hacer lo correcto. He decidido desde hace años no venderle mi alma al mundo material y de la falsa apariencia, que me ha generado frustración exagerada al ver cómo mis amigos, familia, conocidos, desconocidos y enemigos, se entregan a los patrones sociales alienantes. Ya no puedo convivir con quien solo gusta divertirse y desarrollar bien su empleo, requiero más, exijo más, aunque como mencioné, estoy consciente que la mayoría solo nacieron para cumplir la conservación de energía mediante la biología más elemental. ¿Es pecado o humillante eso? Para nada, la frustración es mía. Esto solo cumple el propósito de aclarar al o la valiente que reflexione esto, que crea o se jacte de ser libre de ataduras sociales alienantes, intelectual, racional, activista, filántropo, sustentable... que sea coherente, de lo contrario yo, yo a partir de ahora empeoraré mi actitud, moriré reclamando a esos despiertos su coherencia, seré su verdugo, exigiré su coherencia y los expondré como falsos e hipócritas, ya no más, esto no es para los políticos, filósofos, críticos sociales, es para quien me rodea y presume un grado de despierto cual iluminado social.

Luchar por mi ideales me ha dejado en la pobreza económica y de amistades, pero no venderé mi alma al consumo y la falaz felicidad, consciente que no todos nacieron para ser los héroes de la película, quien en verdad quiera hacer algo por el bien común, por lo que considera correcto, piénselo bien, estructure muy bien su plan, hábleme y contará conmigo hasta la muerte. Y como dijo el Santo Maestro, dejar que los muertos entierren a sus muertos.


Muy buen día, buen sexo y que todo sea para bien.

Idealista frustrado, W.

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